sábado, 12 de marzo de 2011

Mirando en el espejo

"Los policías de tres patrulleros siguieron a una mujer que conducía un vehículo y la obligaron a salir de la ruta.  Se acercaron con sus armas en la mano.  La mujer, bajó horrorizada con los brazos en alto.

- ¿Qué hice? - dijo ella, temblando.
Ellos le pidieron sus documentos, y pronto todos se relajaron y bajaron las armas.
- Por favor, ¿qué hice de malo? ¿Por qué me hicieron detener? - clamó ella.
- Bueno - dijo uno de los oficiales-, la vimos manejar alocadamente y haciendo gestos obscenos a los demás conductores.
- Y ¿por eso me detienen con sus armas en la mano?
- No, señora, es que vimos en el parachoques trasero algunos símbolos del cristianismo, y supusimos que el auto era robado.

Esta historia ilustra un punto triste: no todos los cristianos, o los que profesan a Cristo, viven a la altura de su fe.  Algunos lo hacen mejor que otros, pero todos quedamos cortos.  ¿Qué cristiano, al mirarse en el espejo, ve el rostro de alguien que refleja perfectamente el carácter de Jesús? ¿Qué cristiano, no importa cuán fiel sea, al mirarse en el espejo, puede pretender alguna clase de justicia para sí mismo? ¿Qué cristiano, si se observa en el espjo, no se horroriza por lo que él sabe que yace bajo la superficie?

¿Cuándo fue la última vez que te miraste a ti mismo, tus pensamientos, tus motivos interiores y tus deseos? ¿Qué viste? ¿Cuán atemorizadora fue esa visión? ¿Cuál es tu  única esperanza?"


Tomado de: Vestidos de Gracia (guía de estudio)

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